Uhhhhh... qué sorpresa!!! en qué buen momento entramos al lugar, donde los parroquianos, reunidos alrededor de la mesa disfrutaban de este amigo cantando un valsecito con tanto fervor y pasión que hizo del instante algo único e inolvidable... un aplauso entusiasta de los espectadores que tuvimos el gusto de compartir ese momento... El almacén de Alberto Olite nos convocó en la sorpresa por su costumbre...
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