Sencillo, con la bicicleta y la puerta abierta, nos invita a chusmear su interior... todo se ve muy tranquilo...
Tan tranquilo como sencillo, el Bar de Pepe, don José para nosotros, está lleno de silencios y un olor húmedo que se mezcla con el fresco de sus altísimos techos... es un reparo para el fuerte sol de la calle!!
Te presento a don José, el dueño del lugar, con los lazos para sus caballos con los que acaba de llegar de sus trabajos del campo. Mansos, nos contó... tranquilos, como todo acá vimos nosotros...
Y el arco que nos dio la bienvenida ahora nos despide... nos vamos nomás, con el alma llena de encontrar un pueblo sin desarraigos, sin desgrane. Un pueblo que se abastece y tiene fuente de trabajo, sin casas abandonadas casi... un pueblo como muy pocos en los tanto que llevamos recorridos por lo que la esperanza no se acaba: no todo está perdido!!!!!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario