Nuestra llegada a Duhau, Dujó como le llaman, se vio anunciada por un montón de ladridos de los perros, sin embargo nadie salió a nuestro encuentro... somos solo un par de locos, como tantos otros, que vienen a sacar fotos a la estación, como si fueran figuritas de colección... nadie sabe que, ademas, estamos recreando una historia, la de un tren que pasaba y paraba acá. La de un lugar que tenia mucha actividad y en la que hoy, todo se sucede de otra forma.
Las vias relucen... hasta aca hay movimiento de cargas. Mientras tanto, alguien olvidó alli a su bebe...
Enfrente los silos ensordecen, y aca adentro mas... las vias se adentran hasta alli.
Y en el camino, los paisajes se suceden, bellisimos, ante nuestra vista.
Y ya se puede ver, pasando Duhau, las vias enterradas... debe haber un por qué y estamos muy pronto a descubrirlo.
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