Y casi sin darnos cuenta, el fin del día nos encontró entrando por la parte de atrás de Laprida, por esos lugares que tanto nos acapararon al comienzo de esta travesía: el matadero y por consiguiente, el cementerio de, con otra mirada: la del atardecer.
Qué hermosa se ve la avenida con el gran Cristo en el atardecer!
Esta fue la ultima mirada a la fantástica obra de Francisco Salamone, deslumbrante...
Ya retomando la ruta, con el enorme cansancio de todo lo recorrido, no deja de resonar la cantidad de lugares que hemos recorrido y conocido, desde la maravilla serrana a la gran obra salamonica, desde la sorpresa del paso del carguero por Peralta a la desolación de las ultimas estaciones: no hay nada que permita encontrar una regularidad, cada lugar tiene su impronta y su propia historia. cada lugar dejó su marca en la memoria por las particularidades de cada uno...
Ojalá te haya gustado tanto como a mi haber conocido o visto estos lugares, parte de nuestro suelo bonaerense. Nos vemos amigos, hasta la próxima, Su
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