Desde Zoilo Peralta, el camino nos llevó hasta Stegmann. Vaya sorpresa al llegar porque ademas de encontrar el lugar casi casi desolado, encontramos una estación integra, que fue recuperada, ya que tiempo atrás se la encontraba semidestruida. Parece mentira pero aquí también algún día hubo un gran movimiento, contemporáneo al de su poblado vecino.
Si bien Stegmann nunca fue pueblo, tuvo sus grandes momentos, pero lo mas increible, es que enfrente a la estación, había un almacén de ramos generales llamado El Centinela. Luis Gomez, oriundo de ese lugar me contó que era tan grande que tenia de todo, todo lo que el habitante del campo pudiera necesitar... pero no sólo eso, sino que además se reunía muchisima gente en los tiempos de cosecha, donde se estibaba en los galpones del ferrocarril las bolsas. Tiempos que se llenaban de voces y daban a Stegmann una vida inusitada... que increible, no?
Saliendo del predio, la presencia de dos edificios llaman la atención: el que ves en primer plano, la antigua escuela, con el nombre Adolfina de Stegmann, que seguramente funcionó como escuela de la estancia, para que los niños recibieran allí su educación. Mas tarde, casi sin verse en la foto, se creó la Escuela N° 18 por parte del Estado, conservando el otro edificio como histórico. Hoy está cerrada y vive en ella una familia. Los chicos que viven en la zona va a la escuela de Peralta y hacen el secundario en Pringles.
El perfil de la estación Stegmann, ni por asomo deja entrever ese pasado, donde aquí había montones de personas entregadas al trabajo de la cosecha y posterior embarque en el tren... mirás al frente y de El Centinela no queda el menor rastro: toda construcción ha desaparecido con el paso del tiempo...
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