Pirincho frente a sus creaciones no dejó de asombrarnos, no sólo por su sencillez y apertura, sino por la calidez y valor de sus relatos. Cómo fueron sucediendo sus inventos, todo a ensayo y error. Las dificultades que se presentaban y por desconocimiento, ignorar si se trataba de una falla del aparato o del piloto, porque todo se estaba aprendiendo y descubriendo!!!
Miren los rostros de Emilio y Daniel, subyugados por lo que don Augusto contaba sobre ese amigo suyo que ves en el cuadro que está en la pared... lo reconocés??? Vení que te cuento esta deliciosa anécdota antes de despedirnos!!!
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